Según el escritor jocolinero Erasmo Medina, recopilador de tradiciones y leyendas, «don Máximo Brizuela fue un precursor del transporte público en el siglo XIX. En su galera viajaba a la capital de Mendoza, pero cuando las condiciones del tiempo eran desfavorables, omitía pasar a buscar los pasajeros que vivían en ‘el Alto’ y se justificaba diciendo que se había olvidado». Es una de las versiones por las cuales el distrito de casi todos los Brizuela de Lavalle, se llama Alto del Olvido.

Debido a este personaje de nuestra tierra es que en 1984 el Concejo Deliberante resolvió «Dar el nombre de Máximo Brizuela a la Estación Terminal de Ómnibus de Lavalle» en la ordenanza N.º 11/84.

En los vistos contemplaba que es «un acto de justicia honrar la memoria de quienes hace un siglo comenzaron a cimentar nuestra zona». En la misma, aseguran que «Máximo Brizuela fue el propietario de la primera tropa de carretas que transportaba pasajeros y correspondencia desde Costa de Araujo y Lavalle hasta Mendoza, dos veces por semana».

El funcionamiento de esta forma de transporte impulsada por Brizuela fue autorizado por un Decreto Provincial del 8 de febrero de 1886, cuyos detalles fundamentales pueden ser consultados en el Archivo Histórico de la Provincia.

¡Qué diría don Máximo Brizuela si se enterara que este año el boleto aumentó casi el 300%! ¡Y qué opinaría este pionero del transporte público en nuestro departamento si supiera las condiciones, frecuencias y recorridos que existen en nuestro próspero Lavalle!

Dicen las malas lenguas que la placa que se colocó en su momento en la Terminal, cuando le pusieron el nombre de don Máximo, está tirada en algún rincón de Maestranza.

Vaya a saber, las modernidades y las disputas de colores dejaron de lado la revalorización de la historia y la reivindicación de nuestros fundadores. Ojalá alguien lo rescate del olvido (del que se jactaba Máximo Brizuela) y se haga honor y justicia.