La gestión actual, liderada por Edgardo, plantea interrogantes sobre su futuro y el rumbo que tomará el justicialismo en el departamento.

A diferencia de un gobierno de corta duración, marcado por el pragmatismo y la resolución de problemas inmediatos, la actual administración parece estar conformada por figuras experimentadas en el ámbito político. No son nuevos en la escena, pero tampoco permanecen anclados en el pasado. Su bagaje de años en la política, más allá de los errores políticos cometidos en este tiempo y de los viejos vicios acarreados por varios de esos avezados funcionarios, otorga una perspectiva particular, un equilibrio que pareciera fundamental en este momento de transición.

Sin embargo, esta mezcla de continuidad y novedad trae a la mesa una cuestión inevitable: ¿será un gobierno de transición o el inicio de una etapa que se extenderá en el tiempo?

Lavalle ha sido, históricamente, un terreno de alianzas y rivalidades dentro del justicialismo, donde los acuerdos parecían duraderos y las disputas internas, contenidas bajo el liderazgo del ex intendente Roberto Righi. Hoy, el rol aglutinador que alguna vez ocupó Righi parece no haber sido asumido por Edgardo, quien, sin embargo, enfrenta un contexto distinto. En un clima de polarización política, las alianzas tradicionales se han visto desdibujadas: quienes antes eran adversarios se han acercado, y quienes compartían objetivos hoy se encuentran en bandos opuestos.

Este cambio en las relaciones internas plantea una nueva dinámica en el liderazgo político, en la que el respaldo popular hacia Edgardo juega un papel central, pero que aún no termina de definir una impronta clara. Más allá del contacto cercano con la comunidad, una de las características más resaltadas de su gobierno, queda pendiente ver qué legado intentará construir en el largo plazo.

A pesar de la relativa estabilidad que muestra hoy Lavalle, el futuro del liderazgo local es una incógnita. Las nuevas figuras políticas que surgen, si bien aún no han tomado el centro del escenario, están a la espera de un momento que parece cada vez más cercano. Las próximas elecciones de medio término serán cruciales para delinear si el gobierno de Edgardo consolida una nueva era política o si, por el contrario, se convierte en un paso transitorio hacia un cambio de mayor profundidad.