A mediados de este año, la escuela «José Vicente Zapata» de la ciudad de Mendoza convocó a la 13° edición del Festival Internacional «Luz, Cámara e Inclusión» un concurso de fotografía y cortometrajes donde participan escuelas de todo el mundo. Más de 500 imágenes, 73 escuelas y unos 2.500 estudiantes de diferentes departamentos de Mendoza, Argentina y de otros países como Alemania, Brasil, Francia y España, fueron parte de esta iniciativa.
En esta oportunidad la temática propuesta por los organizadores fue la de las emociones. A la etapa final pasaron 23 escuelas entre las que figuraban: el Colegio Universitario Central y el «Martín Zapata», ambos de la UNCuyo, el Collège «Emile Zola» de Francia, el Colegio «Dr. Kurt-Schumacher Reinheim» de Alemania, la Escuela de Minas «Dr. Horacio Carrillo» de Jujuy, la Escuela FAETEC Campus «Marechal Hermes» de Rio de Janeiro, Brasil, además de diversas escuelas de Godoy Cruz, San Martín, Capital, Maipú, Luján de Cuyo, Tupungato y San Rafael. Y, por supuesto, Lavalle, representada por «La Tito».
Luego de algunas semanas de deliberación, el jurado compuesto por estudiantes, docentes, especialistas y profesionales del medio, declararon ganadora a «La Tito emociona» una imagen captada por la estudiante de 6° año Abril Díaz, acompañada por los docentes Ana Gómez y Federico Ponce.
«Decidimos encarar»
«El año pasado nos llegó la invitación para participar, entonces el dire nos lo pasa al área artística y dijimos: ¡participemos!» explica Ana Gómez, docente de teatro de la escuela, informando que en esa edición no tuvieron la posibilidad de avanzar en el certamen. «Este año nuevamente el director nos propuso que participemos, entonces, con mucho más entusiasmo, porque también personalmente a mí la consigna de este año me entusiasmaba más, decidimos encarar» expresa.
Los requisitos eran presentar imágenes en formato digital, y en blanco y negro, con la temática de las emociones. Además pedían que en las fotos aparezcan alguno de los integrantes del grupo, que podían ser hasta 5, que en el caso de la Tito fueron estudiantes de distintos años: Mariela, Martina, Federico, Micaela y Uma. Otra de las exigencias era que las fotografías fueran improvisadas, no posadas. La profe de teatro señala que «había que estar muy atentos para tomar las imágenes, ahí en el momento, sin que las personas fotografiadas se dieran cuenta que les estábamos sacando una foto».
Abril Díaz es estudiante de 6° año de la escuela, y desde este año, con el acompañamiento de los profes Ana y Federico, se transformó en una suerte de fotógrafa oficial de la escuela. Todo comenzó con un acto: «yo llegué y él (el profe Federico Ponce) me mostró una cámara, me explicó que era para un concurso y como me vio sola, porque mis amigas están en la bandera y yo iba a estar sola, me dice ‘¿querés aprender a sacar fotos?’ y agarré la cámara, y me animé» cuenta Abril en diálogo con El Despertador.
«Le dijimos: ‘Abril, vos sacá fotos y que las personas no se enteren’, para poder lograr la espontaneidad» cuenta Ana Gómez, y continúa «una vez que tuvimos un buen backup de fotos – más de 500 – , comenzamos a ver cuál nos gustaban más, nos pusimos un poquito más críticas, y buscamos qué fotos nos generaban emociones y qué fotos nos parecían menos emotivas o se veían muy armadas».
La profe valora: «estuvo muy bueno su trabajo, porque Abril tiene ojo de fotógrafa, y yo pude ayudar en esto de los cuerpos, la lectura de los cuerpos, porque siempre una fotografía o una imagen congelada, está contando una historia».
Abril confiesa que al enterarse del resultado del concurso: «se me llenó de preguntas la cabeza ¿cómo puedo ganar con una foto que no era buena para mí?, casi la borro».
La foto
«Fue un disparo muy rápido» admite Abril cuando le consultamos sobre el momento exacto en el que sacó la foto, «fue el acto del 9 de julio, yo estaba probando la cámara, porque siempre se prueba antes de iniciar, y nunca había tenido fotos de los abanderados armando las banderas y preparándose para el acto, entonces dio la casualidad de que armaron las banderas afuera».
«Entonces las miro, y lo que tiene es que Mica, la abanderada, siempre me encuentra, yo no quiero que ellos me encuentren» refiere a sus fotografiados, en busca de la espontaneidad, «pero bueno, ella siempre me encuentra donde estoy, y cuando voy a disparar la veo que me mira y se empieza a reír, y justo pasa Vivi (docente de la escuela, en el primer plano, desenfocada) y digo ‘¡no!, me sonó la foto’, pero cuando la vemos bien, quedó genial».
La historia detrás de la foto
Micaela Luján, la protagonista de la foto, también es estudiante de 6° año de la escuela, y la abanderada nacional. Pero además es la pareja de Abril. En el caso de la foto ganadora (cosa que el jurado, obviamente, no sabía), el vínculo que une a la fotografiada con la fotógrafa es mucho más profundo.
Abril nos cuenta que Mica «es mi pareja, y desde que me inicié en la fotografía, a ella no le gusta mucho aparecer en las fotos, entonces siempre me propongo: ‘tengo que sacarle una buena foto espontánea’, pero, como te digo, siempre me encuentra y se esconde».
Cuando tuvieron que clasificar la foto, bajo la temática de las emociones que exigía en concurso, cayó de maduro: el amor.
Cambio de rumbo
Abril tenía intenciones de estudiar enfermería u alguna otra carrera que le asegurara, según idearios e imposiciones sociales, un buen pasar económico. Las artes en general gozan de cierto prejuicio al respecto, pero ella, a partir de esta experiencia, decidió jugarselá y apostarlo todo: «me voy a dedicar a la producción audiovisual, voy a estudiar en la Universidad Nacional de Cuyo, que está la TUPA (Tecnicatura Universitaria en Producción Audiovisual), así que vamos a darle para allá» dice entusiasmada. Y confiesa que las charlas con sus profes, sobre todo Federico Ponce, fueron clave: «el Fede vino y me dio un ‘coscacho’ y me dijo: ‘plantáte si es lo que te gusta'».
Ya empezó con sus primeras «changas», haciendo algunos cumpleaños de 15 y en los próximos días realizará la cobertura audiovisual de la Vendimia de Jocolí.
La importancia de la educación artística
«Que una estudiante haya captado esas imágenes, no tiene precio, todas las imágenes que presentamos eran hermosas y producían algo muy lindo, distintas emociones» cuenta la profe de teatro. «Haber ganado el concurso es un reconocimiento a lo que puede hacer el arte, en todas sus manifestaciones, en la escuela», valora.
«Este logro es mi logro, es el logro de Abril, es el logro de nuestros chicos, de los estudiantes, uno está, uno guía, uno entusiasma, uno impulsa, uno contiene, pero quiénes son los ejecutores de todo esto y creativos, que nos superan años luz, son los chicos» expresa emocionada Ana.
Y profundiza sobre algo que podría pasar desapercibido: «el arte en las escuelas tiene muy poca carga horaria, entonces son varias las horas que uno le dedica fuera del horario laboral, le ponemos mucho corazón, dedicación, estar atentas».
Y concluye: «esto es así: hay que estarlos ahí, guiando y motivándolos, hasta que en un momento ellos enganchan y salen cosas maravillosas, como estas fotos que capturó Abril y para mí esto es un gran reconocimiento del arte».
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