El reciente aumento en la tarifa del transporte en Lavalle, que lleva el boleto mínimo de 650 a 850 pesos y representa un incremento superior al 30%, ha generado descontento y preocupación en la comunidad. Tal como anticipó el periódico El Despertador la semana pasada, la suba comenzó a regir el 11 de noviembre tras la oficialización de la resolución 1780 del gobierno provincial. Este ajuste impacta a las rutas de corta y media distancia, dejando a muchos vecinos de Lavalle con un gasto que complica aún más sus economías en un contexto de inflación desbordada y falta de ajustes salariales.

Lavalle sin tarifa valle

Uno de los elementos destacados es la llamada «tarifa valle», una medida que aparenta ser un alivio pero que en realidad solo reduce el impacto en horarios puntuales fuera de las horas pico, de 9 a 11 y de 14:30 a 16 horas en días hábiles. En esos tramos, el aumento se reduce al 8,53%. Sin embargo, la mayoría de las personas que dependen del transporte público lo hacen en horas pico, lo que deja a este alivio con un alcance bastante limitado y casi simbólico. A pesar, de este alivio, Lavalle no será beneficiada, ya que solo corre para el Gran Mendoza y San Rafael.

Transporte inviable

Este incremento se suma a un panorama en el que la tarifa ya es alta para las rutas más extensas. Por ejemplo, el recorrido de Villa Tulumaya a la ciudad de Mendoza subió de 1.850 a 2.400 pesos. Así, el transporte se convierte en una carga económica adicional para quienes no cuentan con alternativas de movilidad y necesitan desplazarse diariamente.

Para muchos, este aumento es una muestra de la desconexión entre las políticas provinciales y las necesidades de los sectores más vulnerables de Lavalle, un departamento en el que gran parte de la población depende del transporte público.

La medida es vista como un ajuste que prioriza intereses económicos sobre el bienestar de los usuarios y que se implementa sin una estrategia clara para hacer frente al impacto social que genera.