El Ejecutivo Municipal de Lavalle, encabezado por Edgardo González y el Secretario de Hacienda, Sebastián Oribe, mantuvo una reunión con el Sindicato de Trabajadores y Empleados Municipales del Departamento. En el centro de la discusión, una vez más, está el reclamo salarial: el pedido del Sindicato es elevar el salario básico de 133.000 a 170.000 pesos, lo que implica un incremento del 30%.
El jueves, el sindicato de empleados municipales se reunió con el intendente de Lavalle para discutir la paritaria salarial que había quedado pactada para este mes, luego de los bonos que el municipio otorgó a los empleados durante febrero y marzo.
Como el sindicato pidió una recomposición del 30% en el básico y el municipio ofreció un aumento del 20%, las partes a pedido del ejecutivo resolvieron un cuarto intermedio para esta semana y avanzar en la toma de decisiones al respecto.
Ejecuciones presupuestarias y masa salarial
Si bien desde el gremio sostuvieron que hubo importantes actualizaciones en el año 2024, lo cierto es que lo salarios de los empleados quedaron sumamente relegados en dicho año, disminuyendo la masa salarial en relación a las erogaciones corrientes y pasando del 35% a fines de 2023 a un 27% en el mes de agosto del año pasado, último registro público del municipio sobre ejecuciones de gasto.
Superávit fiscal y ajuste
Si tomamos en cuenta que el superávit fiscal al mes de agosto de 2024 era de 4,200 millones de pesos, y hoy, según distintas fuentes, es de 10.000 millones de pesos, y la masa salarial luego de la devaluación, pasó del 35%, al 29% y de éste al 27%, comprenderemos donde recayó parte importante del ajuste municipal: en el salario de los empleados.
Esto generó una rotación de personal casi inédita en Lavalle, resintiendo incluso los servicios esenciales que se prestan. Por supuesto que no fue el ajuste en los salarios, el único problema que se generó en Lavalle, pero sí uno de los más notorios, llegando a 15 renuncias al mes por deficiencias salariales.
Acuerdo o…
Según fuentes allegadas a El Despertador, el gremio no aceptará menos del 30%, de aumento al salario básico, entendiendo que el municipio tiene la posibilidad de otorgarlos, pero la pregunta del millón es, y si el municipio no acepta, qué…
Lo que sí se sabe es que no es menor un aumento de ese tipo (durante el final de la gestión de Righi el básico fue de $57.000), ya que elevaría el resto de los ítems. Para tener una idea, un empleado con diez años de antigüedad, clase A, pasaría a cobrar de $300.000 a cerca de $490.000
Por supuesto que estamos hablando de los empleados efectivos y no contratados, que ya son más de 300, lo que hace más precario aún todo, debido a que éstos cumplen tareas tan importantes como el resto.
El justificativo de que «nosotros también estamos mal», dicho por más de un funcionario, para justificar sus magros sueldos, incluido el intendente, no es argumento suficiente para demostrar empatía, tampoco esa sobreactuación que pretende mostrar cercanía con las necesidades de la gente. Si la caja municipal estuviera vacía o endeudada, o si la planta de personal estuviera sobredimensionada, se entendería la situación, pero sentarse sobre una caja millonaria, cuando los trabajadores municipales cobran menos que migajas, con el argumento de que la nación no hace nada, o que hay menos coparticipación, es un sin sentido para un gobierno que se dice sensible a los problemas de la gente.
El gobierno municipal debería reconocer, (al anterior le llevó veinte años comprenderlo) que parte sustancial de la gestión de gobierno son sus trabajadores, y que si bien, como pasa en cualquier empresa, hay empleados que no funcionan, lo que se estaría viendo en el municipio, no es precisamente eso, en todo caso, lo que se estaría evidenciando, cada vez con mayor claridad, que hay funcionarios que no funcionan convirtiendo al laburante en chivo expiatorio.
En ese sentido, los funcionarios deberían entender que no son los únicos que «dan la cara» frente a los problemas de la comunidad. Las docentes de los jardines maternales, los empleados administrativos, los que limpian las calles, los profes de los talleres artísticos, los profes de algún deporte, o los empleados de las delegaciones, para mencionar algunos ejemplos, también dan la cara, y son la primera línea de las problemáticas que atraviesan a las comunidades.
Entender esto es empezar a aproximarnos a las verdaderas problemáticas, de las cuales, hoy por hoy, la más álgida, y la que despierta mayor malestar al interior del municipio no sólo es salarial, sino que tiene que ver con el poco reconocimiento que tienen los laburantes dentro de la estructura municipal y una carencia de contenido de saber hacia dónde se va.
En momentos donde la incertidumbre prima en la nación a niveles exasperantes, la previsibilidad de la caja superavitaria que logró el municipio es una buena noticia. También el lento pero singular avance en la obra pública que el ejecutivo va poniendo en marcha en el departamento a pesar del ninguneo nacional.
Pero para ello, el ejecutivo debería reconocer, pero en los hechos, que parte del éxito de la gestión será gracias a la masa trabajadora.
El ejecutivo está a tiempo. Por supuesto que lo está.
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