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2 de octubre de 2025

Arbolado público en crisis: tras la tormenta, especialistas advierten sobre el futuro verde de Mendoza

Álamo caído sobre la ruta 36, en Lavalle, donde se observan las escasas raíces
  •   Por Radio Tierra Campesina
           

El viento que azotó a Mendoza la semana pasada dejó una postal que todavía duele: cientos de árboles caídos en calles y rutas, autos destrozados, barrios sin luz y la tragedia de una mujer que murió en Maipú cuando un ejemplar se desplomó sobre su vehículo. En total, se registraron más de 350 árboles caídos en la provincia y al menos una decena de personas heridas.

El episodio puso nuevamente en debate el estado del arbolado público, un patrimonio natural y cultural protegido por ley pero que arrastra décadas de abandono, sequías prolongadas y malas decisiones en la elección de especies.

“No siempre caen los árboles más débiles”

El diagnóstico es complejo. Siempre pensamos que se van a caer los secos, los inclinados o los que están muertos. Pero lo que observamos es que muchas veces se desploman los árboles que parecían los mejores”, explica el ingeniero agrónomo Pablo Castellanos, especialista en arbolado público y actual responsable del área en Lavalle.

Según el técnico, el problema está bajo tierra: “Las raíces cumplen un rol de anclaje. Sin embargo, hoy vemos fresnos, paraísos y moreras de gran porte con raíces superficiales, muy finitas. Absorben agua de riegos de jardines o pérdidas domiciliarias, pero no profundizan. Cuando llega una tormenta fuerte, no tienen cómo sostenerse”.

La sequía estructural y el cambio climático son factores determinantes. “Tenemos fenómenos como la cladoptosis: tras días de calor intenso y sequía, una lluvia con alta humedad puede hacer colapsar ramas principales o incluso árboles enteros”, detalla Castellanos.

Un arbolado añoso y especies en debate

Los fresnos, plátanos y moreras, que durante décadas construyeron los tradicionales túneles verdes de las ciudades mendocinas, muestran hoy sus límites frente al estrés hídrico. Para Castellanos, es tiempo de pensar en un recambio: “Debemos apostar a especies nativas como algarrobos sin espinas, acacias o cinacinas. No van a dar la sombra cerrada de antes, pero sí van a resistir mejor las inclemencias climáticas”.

La advertencia no es menor: Mendoza ha perdido en las últimas décadas cerca del 30% de su arbolado original, y gran parte del existente es añoso, con escaso mantenimiento.

¿Quién se hace cargo?

La ley provincial 7874 declara al arbolado como patrimonio natural y cultural y establece un esquema de responsabilidades compartidas: los municipios se ocupan del arbolado urbano, pero si el ejemplar está en rutas provinciales debe intervenir Vialidad Provincial, y si está en rutas nacionales lo hace la Dirección Nacional de Vialidad. Cerca de canales, la responsabilidad es de Irrigación.

El cruce de jurisdicciones suele generar demoras y discusiones, como quedó en evidencia tras la tragedia de Maipú. “Los presupuestos en ambiente siempre son escasos. El municipio atiende lo que le corresponde, pero si el árbol es de otra órbita debemos elevar notas y esperar respuesta”, reconoce Castellanos.

Qué puede hacer la ciudadanía

La recomendación es clara: ningún vecino debe podar o talar por cuenta propia un árbol de la vía pública. “El arbolado público no se toca. Cualquier intervención debe hacerla el municipio. Si un vecino observa un ejemplar seco o riesgoso, debe presentar la denuncia en la dirección de ambiente municipal. En caso de intervenir sin autorización, se considera poda o tala ilegal, con sanciones previstas por la provincia”, subraya el especialista.

Lo que viene

El temporal de septiembre dejó en evidencia que el arbolado mendocino no está preparado para los desafíos del cambio climático. La caída de ejemplares robustos, la muerte de una mujer y los daños materiales obligan a repensar estrategias.

La clave, dicen los especialistas, estará en combinar planificación, recursos y una nueva cultura del cuidado: plantar especies nativas, mantener y renovar ejemplares en mal estado, y entender que el arbolado no es solo un adorno urbano, sino parte esencial de la infraestructura de una provincia cada vez más vulnerable a fenómenos extremos.

Compartimos a continuación la entrevista completa con el ingeniero Castellanos:


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