La falta de techo propio sigue siendo una de las demandas más sentidas en Mendoza y particularmente en Lavalle, donde las condiciones climáticas y económicas hacen que el acceso a la vivienda sea un derecho postergado para muchas familias. En este escenario, la Dirección de Vivienda del municipio, a cargo de Érica Paredes, viene desplegando un trabajo que combina gestión de programas habitacionales con un acompañamiento social directo.

“En este tiempo de gestión hemos estado trabajando con la terminación de tres barrios priorizados bajo el programa Casa Propia, con fondos nacionales. Pero lamentablemente, en medio de la ejecución nos quedamos sin financiamiento”, explica Paredes. La interrupción de los recursos dejó en suspenso el sueño de decenas de familias, hasta que el municipio, junto a la provincia, decidió asumir la deuda y completar las obras.

Gracias a esa decisión, varias viviendas ya pudieron entregarse. Según detalla la funcionaria, el programa Casa Propia llegó a Lavalle por dos vías: por un lado, a través del Instituto Provincial de la Vivienda (IPV), que permitió la entrega de 14 casas en el barrio Padre Contreras y otras nueve en la cooperativa Virgen del Rosario en Villa Tulumaya. Por otro lado, mediante la gestión directa del municipio con Nación, ya se entregaron 11 de las 35 casas previstas en Padre Contreras, mientras que otras 12 se encuentran próximas a finalizarse y el resto aún sigue en ejecución.

“La gente espera mucho tiempo por su vivienda y entendemos esa ansiedad. Por eso es fundamental articular esfuerzos para terminar lo que está empezado”, subraya Paredes, quien remarca que las obras se realizan a través de licitación con empresas constructoras, lo que también implica tiempos y procesos que no dependen únicamente del municipio.

Pero más allá de los programas habitacionales, la Dirección de Vivienda tiene un rol clave en la asistencia social. “El municipio no cuenta con fondos propios para la construcción de barrios, sino que gestiona ante entidades intermedias como uniones vecinales y cooperativas. Lo que sí hacemos es acompañar a las familias con ayuda puntual en materiales de construcción, a modo de donación”, explica la directora.

Esa asistencia suele centrarse en la obra gruesa: áridos, bolsas de cemento, chapas para techos, elementos para contrapisos y muros. El objetivo es colaborar con quienes necesitan ampliar, refaccionar o terminar etapas de sus casas. “No podemos construir viviendas completas, pero sí ayudamos a quienes comienzan con un módulo habitacional o a quienes necesitan cerrar una etapa pendiente. El año pasado solo pudimos aportar cubiertas de techos, hoy logramos ampliar un poco más la ayuda”, señalo.

El procedimiento es claro: las familias deben acercarse primero a la delegación municipal de su distrito, donde se toma la demanda y se realiza una primera inspección ocular. Luego, la Dirección de Vivienda evalúa los casos con trabajadoras sociales y técnicos. “Es un proceso necesario para garantizar que la ayuda llegue a quienes realmente la necesitan. Pedimos siempre que las familias también colaboren, porque esto se construye en conjunto”, agrega Paredes.

La funcionaria destaca que el trabajo coordinado con las delegaciones permitió ordenar los pedidos y evitar duplicaciones. “Antes pasaba que una familia pedía materiales en la delegación y después volvía a pedir acá en Villa. Ahora tenemos un sistema más claro y un mensaje único: cada familia será atendida, ya sea en su distrito o en la Dirección central”, explica.

Finalmente, Paredes deja un mensaje para la comunidad: “Sabemos que no es fácil y que la necesidad es mucha, pero estamos presentes, gestionando y acompañando en lo que esté a nuestro alcance. Invitamos a las familias a acercarse a sus delegaciones para iniciar los trámites y que podamos trabajar juntos en soluciones habitacionales, aunque sean pequeñas, pero que significan un paso adelante para mejorar su calidad de vida”.