Un fanzine es una publicación. Es una combinación de dos palabras en inglés (fan y magazine) y podría traducirse como «revista para fanáticos». “La palabra apareció por los 60 (del Siglo XX) con las primeras series de ficción, que como no había tanto material impreso, los fans se hacían sus propias revistitas sobre las series y ponían la data y hacían sus dibujos” nos explicaba Diego Fiat, integrante de la Editorial Fanzinera Impar. Sobre que es un fanzine Fiat nos decía: “me gusta catalogarlo como una autopublicación independiente”, y remarca que está al alcance de cualquier persona: “el fanzine es algo que vos en tu casa agarrás cuatro hojas, las doblás a la mitad, escribís dos o tres cosas, pegás dos o tres fotos, vas al a fotocopiadora, haces diez copias y ya está, lo sacaste” . Sobre los objetivos que puede tener este formato de publicación manifestaba: “cualquier persona que tiene ganas de contar algo, de mostrar su trabajo visual o literario, o difundir ideas” lo puede hacer a través de un fanzine: “se dispone a armar su propia revistita, su propio folletito, donde pone esa información como le parece, y para que esto se complete tiene que haber una distribución, hacer copias y distribuir, ya sea gratuitamente, por truque o venderlo en ferias”. Diego, desde su condición de fanzinero, acompañó a estudiantes huarpes y de otras comunidades, en la elaboración de fanzines en el marco del Programa de Pueblos Originarios y Escuelas Rurales de la Universidad Nacional de Cuyo.
Este programa nació hace 15 años para contener jóvenes de las Comunidades Huarpes del secano lavallino, y funciona como una suerte de año nivelador entre la salida del secundario y el cursado de una carrera, y permite a los y las estudiantes sostenerse, mediante becas, mientras estudian. Desde hace algún tiempo el Programa se amplió y participan, también, jóvenes rurales de distintas comunidades, entre ellas la boliviana. Durante el 2018 y el 2019 algunas docentes del Programa se propusieron trabajar con sus estudiantes el formato del fanzine, para contar historias de sus comunidades. “El fanzine nos resultó una herramienta muy útil y novedosa para que nuestros chicos y chicas pudieran elaborar estas historias” nos decía Laura Rodríguez, profesora de Historia del programa, “se trata de contar sus historias comunitarias, las trayectorias de sus familias, contar cómo trabajan, cómo se vive en el campo” relató la docente.
Varias estudiantes lavallinas que integran el Programa de Pueblos Originarios de la UNCuyo pasaron por la experiencia de editar sus propios fanzines. En el 2018 la experiencia se denominó “Historias de nuestros pueblos” donde Florencia Ledesma y Rosana Cardozo editaron “Dos historias de Lavalle. El Paramilllo y el Plumero” y Luciana Tello de la Comunidad Huarpe de San Miguel publicó “Los Sauces”. En el 2019 lo bautizaron “Fanzines rurales, huarpes y bolivianos” y Melisa Tello también relató historias de San Miguel, Deisy Flores Colque editó “El Secano. El Paramillo, Lavalle”, incluso participó desde El Encón Priscila Mansilla con su fanzine “Encon, San Juan”. Desde El Chilcal, Gimena Ruiz relató la historia de su distrito, y en particular de la producción vitivínicola a través de “El Chilcal, Lavalle”, con ella conversamos.
Gimena egresó en el 2018 de la Escuela “Alicia Moreau de Justo” y formó parte del Programa de Pueblos Originarios en el 2019. Hoy estudia la Licenciatura en Administración de Empresas en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo. Le consultamos sobre cómo empezaron a pensar los fanzines: “todo comenzó con una charla donde cada una iba contando la historia de nuestros lugares” expresó. Sobre el formato manifestó que “a mí el fanzine para pareció increíble, yo antes escribía para mí y me encanta leer, pero no sabía que existía el formato de fanzin, me parece increíble” insistió, dijo satisfecha que es “otra forma de mostrar nuestras ideas”. Laura Rodríguez, profesora de Gimena, nos contó que “el proceso de elaboración de los fanzines surge de una trabajo interdisciplinario entre las materias Comprensión y Producción de Textos, Historia e Informática” y valoró que “el fanzine es una excusa para que los y las estudiantes adquieran herramientas, pero es también un objetivo, el que puedan contar y reconstruir esas historias desde ellos y ellas mismas”.
“Es un proceso de investigación histórica, donde tienen que buscar información existente sobre sus comunidades, y en general no hay mucha información y muchas veces es información tergiversada, y la regla es que siempre son contadas por gente de la ciudad, no por las misma personas de la comunidades” explicaba Rodríguez. Y consideró que “este ejercicio significa tomar la palabra y ser ellos mismos quienes cuentan la historia de sus comunidades”.
Sobre el fanzine “les resultó una herramienta muy flexible y amigable, porque este formato permite que le den la forma que quieran, algunas se pusieron a dibujar, otras sacaron fotos, otras prefirieron escribir”. La familia de Gimena Ruiz trabaja y vive en una finca de El Chical, donde se trabaja la vid: “yo agregué fotos de la finca en la que vivo, mi papá trabaja en la finca y el resto de la familia trabaja por temporada” decía Gimena. Sobre su historia la estudiante manifestó que “lo que quise contar es sobre el trabajo en El Chical y me basé en esta finca, que es el trabajo en la vid: la cosecha, la poda y los otros trabajos rurales”, pero, en otro pasaje de nuestra charla, fue más allá: “tratamos de contar la verdad de lo que pasa en la tierra, que son cosas que no se cuentan afuera” y se reconoció autora de una producción original: “no hay mucho escrito sobre El Chilcal, me estuve informando de boca en boca, con cosas que me contaba mi papá, los vecinos y así fui juntando todo en el fanzine”.
Este trabajo surge de la lectura del libro de Ezequiel Adamovsky denominado “Historia de las clases populares en Argentina”. “Es una especie de manual de historia argentina que tiene una perspectiva “desde abajo”, según lo llaman en el campo historiográfico, que pretende contar la historia argentina desde los trabajadores de la ciudad y el campo, las mujeres, la población afro, pueblos originarios” nos explicó la profesora. “El libro comienza con una reflexión que es la que los chicos toman, se pregunta por qué la transmisión en la historia de las clases populares es siempre fragmentada”. Sobre las respuestas de sus estudiantes Rodríguez informó que “muchos dijeron que estas historias no eran contadas porque eran dolorosas, que están atravesadas por el dolor y nadie quiere recordar o escribir situaciones dolorosas”
Gimena, en ese sentido, expresó que “las cosas que suceden en nuestras comunidades se esconden bastante, yo creo que es porque no quieren mostrar y hacerse cargo de qué es lo que pasa” dijo, como una suerte de reclamo a la sociedad y a la historia oficial. Su profesora lo reforzaba así: “otros dicen no se cuentan por miedo, contar las condiciones en las que se trabaja pueden traer represalias”.
Los y las estudiantes, que también son de otras comunidades rurales como Ugarteche, Los Barrancos, Los Álamos o Colonia Bombal, se presentaron, el pasado noviembre en una feria de fanzines denominada “Fanizifiera”, que ya va por su sexta edición y que congrega a más de 60 fanzineros y fanzineras de Mendoza. Gimena nos contó sobre esa experiencia: “fuimos a la Fanzifiera, y otra gente que hace fanzines nos felicitaron, porque nunca habían visto este tipo de fanzines” en referencia a la versión rural de los mismos. El especialista Diego Fiat, de Editorial Impar, confirmó lo dicho por la estudiante: “no hay grandes antecedentes de fanzines rurales”.
Le consultamos a Fiat sobre su experiencia de trabajo, como editor, junto a los estudiantes de pueblos originarios y comunidades rurales. Él estaba muy satisfecho: “se dio una experiencia muy interesante, los chicos se coparon, se entusiasmaron con la idea de contar sus historias, trajeron un montón de data que que nos dejó sorprendidos, cosas muy lindas e inclusive cosas muy duras y crudas, que enhorabuena que se digan”. Sobre poder mostrar sus trabajos el editor fanzinero expresó: “ellos estaban muy contentos, y materializarlos, convertirlos en un fanzine y participar de la Fanzifiera les generó un entusiasmo que nos alegró muchísimo”. Agregó también que “no creo que a ninguno le haya cambiado la vida hacer un fanzine, pero tuvieron la oportunidad de conocer esa herramienta comunicacional, de vivir todo el proceso y de disfrutarlo y divertirse muchísimo”. El fanzine, si de formatos impresos estamos hablando, “tiene cierta inmediatez” expresó Fiat y continuó: “esa inmediatez permite que no haya filtro, que no haya una situación de corrección política de búsqueda de decir las cosas para que lleguen a tal lugar de determinada manera, si no un impulso muy genuino”.
Así, desde el llano, jóvenes estudiantes de nuestro departamento y otros, de sectores rurales, y de pueblos originarios o colectividades como la boliviana, sacan a la luz la historia de sus comunidades, historias que estaban escondidas, ocultas (u ocultadas) y silenciadas. Alegría que así sea, que “las clases populares” al decir de Adamovsky, puedan contar sus historias sin tanta fragmentación. Sin dudas, estos fanzines rurales, huarpes y bolivianos son un paso en ese sentido.
A continuación los audios de las entrevistas:
Laura Rodríguez
Gimena Ruiz
Diego Fiat
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