«El pensamiento todos los días va a la gravísima situación en Israel y Palestina. Estoy cercano a todos los que sufren, palestinos e israelíes. Los abrazo en este momento oscuro y rezo tanto por ellos», planteó el pontífice tras rezar el Ángelus desde el Vaticano.
El Papa volvió a pedir «que se frenen las armas, nunca traerán la paz» y «que el conflicto no crezca».
«Basta hermanos, basta», exhortó.
Frente a miles de fieles que lo escuchaban en Plaza San Pedro, el Papa reclamó además «que en Gaza se socorra rápido a los heridos, se proteja a los civiles y que se haga llegar más ayuda humanitaria a esa población exhausta».
«Que se liberen los rehenes, entre los que hay tantos ancianos y niños», añadió luego Jorge Bergoglio en referencia a las cerca de 230 personas tomadas cautivas por Hamas en sus ataques en Israel del 7 de octubre, entre ellas una veintena de argentinos.
«Todo ser humano, sea cristiano, judío o musulmán, de cualquier pueblo o religión, es sagrado, precioso a los ojos de Dios y tiene el derecho a vivir en paz», sostuvo el Papa en su oración.
«No perdamos la esperanza, trabajamos sin cansarnos para que el sentido de humanidad prevalezca sobre los corazones duros», finalizó.