Este 23 de abril será una fecha para recordar. El más de un millón de personas que marchó en todo el país en contra del recorte presupuestario a las universidades marcó un acontecimiento político de impugnación al modelo de depredación del Estado que, es de suponer, tendrá consecuencias.
En tiempos en que resulta necesario explicar hasta lo obvio, recordemos que el gobierno de Milei decidió gobernar sin presupuesto. El gobierno anterior había mandado, como corresponde legalmente, un proyecto de presupuesto al Congreso. Asumido el 10 de diciembre, Javier Milei decidió retirarlo y no mandó nada en su reemplazo. Lo que ocurre en ese caso es que se prorroga el presupuesto del año previo. La trampa consiste en que, en tiempos de inflación, ese recurso permite al Poder Ejecutivo manejar las partidas a discreción.
El presupuesto se compone de un cálculo de recursos y un destino para esos recursos, si hay, digamos grosso modo 300% de inflación, multiplicará por 4 sus ingresos porque todos los valores por los que la gente paga impuestos (cálculo de recursos) estarán multiplicados por 4; pero sus gastos sólo tendrán afectación en los valores nominales del año previo. Decidir en qué se gasta la plata del Estado es una responsabilidad asignada por nuestra Constitución al Congreso, en este caso, Milei decide libremente en qué gasta 3 de cada 4 pesos que ingresan. Por eso el cotolengo que integra el Poder Ejecutivo puede afirmar que no redujeron el presupuesto para universidades y tantas otras cosas, porque solamente prorrogaron 1 de cada 4 pesos que debieron asignar a esas partidas.
En algún momento tendremos que analizar la terrible opacidad del gobierno de Milei y sus afectaciones institucionales, y lo que será más interesante, los que simulan normalidad.
Se dan cifras de 800.000 personas en Capital Federal, 40.000 en Mendoza, siempre es difícil la precisión de las estimaciones. A los participantes nos cuesta encontrar movilizaciones tan masivas.
Las universidades participaron orgánicamente incluyendo la Universidad Nacional de Cuyo. Hace aproximadamente un mes la rectora, Esther Sánchez, organizó un acto político para pedirle a Milei incluir la educación en lo que llama “Pacto de Mayo”. No hizo falta esperar demasiado, al día siguiente de la marcha los tres diputados nacionales por la UCR de Mendoza no dieron quórum para tratar el presupuesto universitario siendo que se habían expresado a favor del reclamo. La cúpula de la Universidad de Cuyo pertenece a ese partido y responde a la conducción de Alfredo Cornejo.
Entonces ¿de qué lado están?
No se puede apoyar un pacto ni votar las leyes que propone un consecuente gobierno de destrucción del Estado y después pregonar que se defiende la educación pública. Ni la educación ni nada. Milei lo dice y lo hace: viene a destruir el Estado. ¿No la ven? ¿No entienden que la Universidad integra el proyecto de destrucción?
No, claro que la ven, nos engañan. Y demuestran que estarían dispuestos a firmar la destrucción nacional a cambio de preservar sus conchabos.
¿Vos la ves?
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