Originaria de Burdeos (Francia), fruto del cruzamiento natural entre Cabernet Franc y Sauvignon Blanc, en la Argentina está presente en la mayoría de las provincias vitivinícolas.
Con un total de 13.801 hectáreas cultivadas en 2021, lo cual representa el 6,5% del total de vid del país, es la cuarta variedad con mayor superficie luego de Malbec, Cereza y Bonarda, según la última información del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
Mendoza tiene la mayor cantidad de Cabernet Sauvignon del país, alcanzando en 2021 las 10.494 ha (76%), seguida por San Juan con 1.349 ha (9,8%) y el resto de las provincias con 1.958 ha (14,2%).
Aunque se desarrolla mejor en climas templados y secos, como California (EEUU), la Argentina, Chile, España, Portugal, Italia, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia, se encuentra plantado en casi todas las regiones vitivinícolas del mundo.
“El Cabernet Sauvignon en Mendoza captura la esencia misma del terruño argentino; nuestro clima semiárido y la altitud brindan a la uva una exposición solar perfecta y una amplitud térmica que contribuye a una maduración gradual y equilibrada», destaca Soledad Buenanueva, enóloga de Bodega Dante Robino.
Según la especialista, «su capacidad para expresar el carácter del terruño argentino, junto con su versatilidad para lograr estilos de vino, la convierten en una verdadera joya de la viticultura argentina”.
«El Cabernet Sauvignon es conocido en todo el mundo por ser un vino de los de mejor en potencial de guarda por su estructura; esta zona es hermosa para esto ya que se logra gran concentración de taninos. lo cual lleva a tener paciencia en botella para que el consumidor realmente lo disfrute como debe ser», agrega Leandro Azin, enólogo de A Corazón Abierto, proyecto de Los Chacayes, en Mendoza.
No obstante, la cantidad de hectáreas de Cabernet Sauvignon en todo el país ha disminuido 15,7% en el período 2010-2021, caída atribuida al aumento en el área ocupada por el Malbec, la cepa emblemática argentina para el mercado internacional.
De racimos pequeños, al igual que sus granos, posee bayas con la piel gruesa rica en taninos; y se caracteriza por el aroma a frutos rojos y pimientos, más o menos intenso, según las zonas y sistema de cultivo utilizado.
Así, da origen a vinos con mucho cuerpo y frutados, intensos y tánicos, adecuados para la guarda, exaltándose durante la crianza su intenso aroma, sabor y complejidad; y también suele ser parte de vinos de corte con Merlot, Malbec y Cabernet Franc.
El Día del Cabernet Sauvignon se celebra el jueves anterior al Día del Trabajo en los Estados Unidos (que este año se celebra el lunes 4 de septiembre).
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