«Conocer, recorrer, reflexionar y analizar los distintos territorios asociados a la parte media y alta de la cuenca hidrográfica, permitirá a los estudiantes comprender las complejidades socio históricas de la distribución del agua en la región». Así comienza la argumentación de un proyecto educativo de la escuela secundaria «Caye Hané» de San Miguel de los Sauces. Es que los y las estudiantes de 4° año salieron a recorrer y entender el por qué de la escasez del agua en el territorio huarpe de Guanacache.

Se pasaron 3 días viajando «De abajo para arriba por el río Mendoza», como lo dice el título del proyecto, para comprender el recorrido del agua desde las nacientes en las montañas hasta su (no) llegada a su propia comunidad. La cuenca del Río Mendoza y del Desaguadero, recorriendo en el sentido contrario al agua que baja (y no tanto), fue el territorio elegido por la materia Desarrollo Regional, dictada por los profes Estella Cataldo y Nicolás Sanz, para aprender sobre la situación del agua en Mendoza, en general, y en nuestro departamento en particular.

Para ello, en el primer día de travesía, los y las 6 estudiantes de 4° año de la escuela comenzaron recorriendo su propia comunidad, los alrededores de la escuela, eligiendo un lugar y realizando un dibujo y descripción de ese espacio, con preguntas disparadoras: ¿qué cosas hay?, ¿cómo transita el agua?, ¿qué árboles hay?, ¿qué árbol es tu preferido?, ¿por qué te gusta?.

El viaje continuó, todavía dentro de Lavalle, con la visita a la Asociación de agua potable Zona Oeste de Gustavo André, el operador local que maneja y distribuye el agua en el secano lavallino a través del mentado «Acueducto del Desierto». El grupo pudo conocer las instalaciones y conversar con los referentes de la asociación, sobre el trabajo de gestión y técnica del servicio de agua potable. Allí siguieron construyendo su bitácora de viaje.

Luego, ya saliendo de los pagos lavallinos, recorrieron el Parque General San Martín en la ciudad de Mendoza. Allí también se respondieron las mismas preguntas en en San Miguel, para poder comparar la realidad de ese gran pulmón verde que tanto queremos mendocinas y mendocinos, con la de su comunidad. ¡Vaya si habrán encontrado diferencias!.

Siguieron aguas arribas para encontrarse, ya en Luján de Cuyo, con el dique Cipolletti. Ahí los profes dieron un contexto histórico del dique y la explicación de su funcionamiento en el sistema de distribución del agua del río Mendoza. Ya cerca del final del día el grupo se alojó, con el abrigo de las montañas, en el refugio de la UNCuyo en Vallecitos, muy cerca de donde nace el agua que no llega.

Al día siguiente, lejos de los habituales llanos de Guanacache, el grupo de estudiantes huarpes recorrió la red de sendas del Parque Provincial Cordón del Plata. Caminaron por la Travesía del Guanaco, el mirador del Puma y el mirador del río Blanco. Desde lo alto pudieron apreciar las confluencias de los arroyos y dibujar el perfil del Cordón del Plata con los nombres de los cerros y sus alturas. También estuvieron con sus guardaparques en el Refugio San Antonio. Pasaron su segunda noche en el refugio universitario.

Al 3° día llegó el momento de conocer la descomunal obra que terminó se secar nuestro terruño en el norte provincial: el dique Potrerillos. Recorrieron la Villa y la zona del perilago, conocieron el impactante paredón. La recorrida culminó en el Complejo Termal de Cacheuta.

En un tremendo esfuerzo, estudiantes y profes fueron juntando los fondos para poder realizar el viaje: bolsillo familiar, rifas y el aporte de quienes quisieran colaborar, fueron las fuentes de financiamiento de una recorrida imprescindible para conocer la realidad del agua en la provincia y el departamento.

En primera persona

Nicolás Lencinas, uno de los estudiantes que realizó el viaje, es de la comunidad de El Retamo. Él nos contó que la recorrida le pareció «muy importante, ya que aprendimos mucho» y rescató varios conocimientos técnicos que pudo adquirir y le resultaron relevantes: «aprendimos sobre el arsénico, sobre como se ponen los caños y las abrazaderas, las bombas, los aparatos que miden el cloro, y de cómo se trajo el agua hasta la zona donde yo vivo». Nicolás valoró también el aspecto recreativo: «me encantó el viaje, porque además fuimos a la montaña, vimos la nieve y nos sacamos fotos».

Emilce Ochoa es de la comunidad de El Retiro, y también es una de las estudiantes de 4° año. Expresó que «fue una experiencia muy linda, nos pareció muy importante el viaje, porque conocimos nuevos lugares y también aprendimos más sobre el agua», y detalló la realidad que vive cotidianamente en nuestro departamento: «aprendimos por qué ya no llega agua a Lavalle por el río, también como se distribuye el agua potable en el secano, los problemas con el arsénico». Finalmente, al igual que su compañero, también rescató el paseo: «nos gustaron las caminatas que hicimos, y la última visita en las Termas de Cacheuta, porque anduvimos todos juntos conociendo, disfrutamos y nos divertimos mucho».

También conversamos con Nicolás Sanz, docente de la materia Desarrollo Regional y uno de los profes organizadores de la salida:

El Despertador: ¿Cómo viviste el viaje?

Nicolás Sanz: Lo viví con mucha intensidad. Desde lo que fuimos a buscar y ver qué era el agua, hasta la responsabilidad de salir con un grupo de estudiantes fuera del ámbito de la escuela, situación que lamentablemente es poco habitual. La salida educativa tenía la idea de ser una «clase» prolongada de varios días, transitando espacios distintos a la escuela. Es decir, el viaje fue «nuestra escuela». Salimos en búsqueda de entender y conocer las realidades en torno al agua, para responder un montón de preguntas que surgen cuando se analiza este elemento vital. La intencionalidad pedagógica de las salidas educativas es tratar de desnaturalizar la realidad y el cotidiano de los estudiantes para permitir analizar la situación de distribución del agua en la región.

ED: ¿Te pareció importante para tus estudiantes?

NS: Para que el viaje sucediera pasaron muchas cosas importantes que permitieron que se pueda concretar. Una de ellas fue el apoyo de las familias de los estudiantes y a su vez de sus contextos cercanos. Ya que el costo del viaje se sustentó con la organización de dos rifas en las cuales los premios los aportaron las familias de los estudiantes y los números se vendieron a sus allegados. Desde mi rol docente nunca sabremos cuán importante son estas experiencias, sin embargo, creo que lo compartido en el viaje ha generado importantes movilizaciones en los estudiantes, con incidencia en distintos aspectos de sus vidas.

ED: Como profe ¿qué aprendiste de nuevo?

NS: Aprendí que es muy significativo para los estudiantes, docentes y la escuela realizar este tipo de propuestas. Un viaje siempre enseña y se aprenden muchas cosas. Por ejemplo, a tener confianza en ellos y ver cómo se desenvuelven en los distintos lugares que visitamos.