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20 de enero de 2025

Lavalle: Una de cal y una de arena para la producción frutihortícola

  •   Por Franco D´Amelio
           

El sector se encuentra en un año de buena producción en cuanto a cantidad, pero hay distintos factores que le juegan en contra a los productores.

A diferencia de años anteriores en los que las inclemencias climáticas como el granizo generaron pérdidas de entre el 70 y el 100% de las cosechas, este verano la Providencia divina ha salvado los cultivos lavallinos. Pero el exceso de oferta en el mercado ha devaluado los productos y las mejoras en el dólar no favorecen al exportador.

Entrevistamos al director de Desarrollo Económico de Lavalle, Juan Jaime, quien explicó que existen tres grandes factores que este año le juegan en contra a los productores: climáticas, macroeconómicas y parasitarias.

Con respecto a las primeras, las olas de calor intensas vividas en el país han generado que las diferencias de maduración en distintas regiones se achiquen, por lo que prácticamente han madurado ciertos cultivos casi al mismo tiempo tanto en el norte, Buenos Aires y Cuyo; como sería el caso del tomate.

Esto ha generado una “sobre oferta” y, por ende, una devaluación del precio.

El productor Felipe Polijo de Las Violetas podría ser un caso testigo de esto. Hace prácticamente un año perdió 15 hectáreas de tomate y melón por la granizada de febrero.

“La cosecha viene bien de melón y tomate, pero el tomate no tiene precio. Lo estamos vendiendo todo a la fábrica, pero la fábrica también te mide, no hay precio, no hay demanda.

Nosotros lo estamos vendiendo a $2.000 el cajón de tomate de 20kg. Pero te lo quieren pagar en $1.400 y algunos hasta $1.000”.

Con respecto a lo macroeconómico, si bien la estabilización del dólar permitió -asegura Jaime- que el precio de algunos insumos se mantuvieran o bajaran, la realidad es que esto hace que el productor argentino ya no sea tan “competitivo” en los mercados internacionales.

Es decir, se combina un bajo precio para algunos productos en el mercado interno (se espera que esto también ocurra con la uva) y, en paralelo, un precio “caro” para competir en el mercado exterior.

En tercer lugar, ya centrándonos en Lavalle y San Juan, según el director de Desarrollo Económico se han detectado focos de peronóspora, también conocido como Plasmopara vitícola.

Un parásito que ataca a las células vivas de la vid afectando su productividad. Es considerada la enfermedad más destructiva para este cultivo a nivel mundial.

“Tenemos viñedos afectados con peronóspora sobre todo en Gustavo André; Tres de Mayo y Costa de Araujo principalmente.

Se puede tratar, pero el tema es que estamos muy cerca de la fecha de cosecha y por el tiempo de carencia de algunos productos no se puede aplicar. Por otro lado, por el grado de afectación que es tan grande no tiene sentido por los costos crecientes que tiene el productor.

 De tratarse se tiene que tratar para salvar la planta, pero no la producción”.

 

 

 

 


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