Cada vez que el gobierno saca una exigencia burocrática nueva, desde sus oficinas, se siente como un insulto, como un ninguneo. Imponen y confunden
Cansados/as, hartos/as, enojados/as, de que la DGE se dedique especialmente a hacernos más angustiante nuestra tarea y nuestra vida cotidiana en el medio de esta crisis.
Pero no sólo cada uno/a de los trabajadores de la educación, sino estudiantes y familias nos tenemos que adaptar y readaptar a sus arbitrarios cambios de directivas cada semana
Saturados/as de tareas, pero sobre todo de exigencias ridículas, de informes y más informes, de tiempo y tiempo para pedirnos cosas que no corresponden y que no ayudan en nada a los/as estudiantes ni a nosotros/as. Angustiados/as y sin «vida propia», porque nos consume hasta el tiempo del descanso y del cuidado afectando a nuestras familias, siendo que la mayoría somos mujeres; sin recursos, gastando el salario que no alcanza en los medios de trabajo (internet, computadora, celular, etc.) que el gobierno no nos da, cuando es su responsabilidad y encima persiguiéndonos cuando les ponemos un límite a su prepotencia e ignorancia sobre lo que nos está pasando.
Hartos/as de su cinismo e insensibilidad: tenemos cientos/as de compañeros/as sin trabajo porque todavía no llaman a suplencias para cubrir horas y cargos vacantes y programas como Jornada Extendida, mientras nos presionan y amenazan a otros/as para ocupar esos espacios, gratis, con más sobrecarga. Llegan a la desvergüenza de convocar a nuestras compañeras docentes en Cambios de Funciones, para «proponerles» que cubran voluntariamente esas suplencias, atacando sus derechos y el derecho al trabajo de quienes están desesperadas porque no tienen cómo sostener a sus familias.
Tampoco les importa el riesgo que corren celadores/as y directivos cada vez que los obligan a abrir las escuelas convocando sin protocolos de seguridad y sin elementos de prevención serios.
No sorprende, entonces, que se hagan los desentendidos sobre la situación de nuestros/as estudiantes y la enorme desigualdad educativa que se profundiza, mientras pretenden sobrecargarnos a nosotros/as de la que es su responsabilidad como Estado. Esfuerzo de nuestra parte para sostener esta educación de emergencia, frente a una desmedida burocracia de parte del gobierno
El gobierno de Suárez y la DGE de Thomas tiene que dejar de jugar por los medios de comunicación al «diálogo», y abrir ya el único ámbito institucional de la democracia para resolver nuestros problemas: la paritaria. Funciona la Legislatura provincial sancionando leyes de manera virtual, pero se niegan a discutir nuestro salario y la situación que atravesamos con quienes sostenemos el sistema educativo, mientras ellos se dedican a sacar memos y resoluciones.
Somos miles debajo de la línea de pobreza. Y estamos hartos/as de su autoritarismo.
Nos convocamos en asambleas en cada escuela para organizar plan de lucha y enfrentar colectivamente estos ataques.
¡Abran Paritarias YA!
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